Las declaraciones afectivas (4)

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Serie: prácticas restaurativas en la escuela con el abogado Rafael Vásquez

Mucho de lo que buscamos transmitir depende de nuestro tono de voz. La reacción de las personas con quienes hablamos puede ser positiva o negativa, si nos escuchan con una entonación natural, tranquila y pausada o con un tono y volumen exacerbado. El tono de voz dice mucho sobre nuestro estado de ánimo o sobre nuestras intenciones.

Es por eso que, a toda costa, debemos evitar que nos lleguen a decir: “bájele tres rayitas para que podamos hablar”; y mas bien, busquemos poner en práctica una herramienta sencilla y efectiva para comunicarnos: las declaraciones afectivas.

“Las declaraciones afectivas son formas de comunicarnos a través de la expresión de nuestros sentimientos y emociones, utilizando un lenguaje que permita la comunicación no violenta entre los miembros de una comunidad”, asegura el abogado Rafael Vásquez, experto en mecanismos para la gestión pacífica de conflictos y facilitación de prácticas restaurativas. 

Debido a la importancia de las declaraciones afectivas es que les dedicamos este cuarto capítulo de la serie de prácticas restaurativas.

Vea “La escucha activa y empática” (3)

Vea “La importancia de las prácticas restaurativas” (2)

Vea “Prácticas restaurativas en la escuela” (1) 

Con las declaraciones afectivas, Rafael invita a que rompamos un par de mitos que están muy ligados al proceso de comunicación en los contextos comunitarios. 

El primer mito es creer que cuando expresamos nuestros sentimientos, nos mostramos débiles o vulnerables frente al otro y perdemos autoridad, cuando es todo lo contrario´: generemos empatía. “Con las declaraciones afectivas estamos mostrándonos ante los demás como seres humanos que sentimos, que nos emocionamos y que tenemos nuestras formas de expresarnos, y eso ayuda a la construcción de comunidad”, afirma Rafael.

El segundo mito es creer que solamente tenemos una forma de comunicarnos y es lo violento, cuando hay diversidad de formas de hacerlo que posibilitan la generación del aprendizaje en los niños, las niñas y los adolescentes y en los demás miembros de la comunidad.

Rafael recomienda seguir cuatro pasos fundamentales, en el marco de una declaración afectiva: 

  1. Observemos la conducta, lo que está ocurriendo, la situación, el hecho. No nos enfoquemos en la persona que los está teniendo. Separemos la acción del sujeto porque así descartaremos cualquier señalamiento o estigmatización.
  2. Preguntémonos cómo me estoy sintiendo, cuál es ese sentimiento, esa emoción que está transitando por mi cuerpo frente a la conducta en cuestión.
  3. Preguntémonos qué necesito yo frente a esa situación, cuál es mi necesidad.
  4. Hagamos una petición de manera asertiva donde se exprese cada uno de estos elementos que hemos identificado al momento de observar la conducta.

El uso de las declaraciones afectivas en la escuela, especialmente por parte de los estudiantes y docentes, favorecerá comunicaciones asertivas y relaciones más empática donde ambos, estudiantes y docentes, puedan expresar sus necesidades y expectativas, donde ambos comprendan los comportamientos y sentimientos del otro, y donde ambos propicien una relación basada en el respeto, en los límites, en la solución de situaciones problema y en la retroalimentación para poder crecer y crear comunidad. 

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