Este año, todas las instituciones educativas del país están invitadas a ser parte de un gran propósito nacional: construir paz desde las aulas, abrazando la memoria, la búsqueda y la reconciliación. La estrategia “La Educación Abraza la Paz” vuelve con dos jornadas que serán espacios de encuentro, reflexión y creación colectiva, donde niñas, niños, adolescentes, docentes y familias se convierten en protagonistas para abrazar la paz.
Con actividades simbólicas, materiales pedagógicos, historias de vida y mucha creatividad, estas jornadas ofrecen a las comunidades educativas una oportunidad para sembrar valores de empatía, compasión, respeto, justicia y solidaridad.
Barcos de origami que navegan con historias de dignidad y esperanza, brújulas con las “M” de memoria apuntando a distintos enfoques pedagógicos, relatos de mujeres buscadoras y ejercicios de escucha activa, son solo algunas de las propuestas que dan vida a las dos jornadas. Estos símbolos invitan a navegar por un mar de dinámicas que ayuden a los estudiantes a comprender la complejidad del pasado y actuar para transformar su presente y futuro.
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Las jornadas del 2025
Recordar es un acto poderoso. Es visibilizar lo que durante décadas fue silenciado. En contextos marcados por el conflicto armado, la memoria se convierte en una herramienta para comprender, sanar y transformar. Por eso, la estrategia “La Educación Abraza la Paz” hace una invitación a llevar a cabo conversaciones sobre el pasado con el propósito de construir un futuro distinto.
Las fechas clave de este año son:
- 28 de mayo: La educación abraza la memoria y la búsqueda
- 9 de septiembre: La educación abraza la memoria y la reconciliación
Ambas jornadas forman parte de la estrategia pedagógica y social “La Educación Abraza la Paz”. En este esfuerzo, colaboramos diversas organizaciones de la sociedad civil, incluyéndonos a nosotros, Educalidad, así como las Secretarías locales de Educación y el Ministerio de Educación Nacional. Nuestro objetivo es promover reflexiones sobre convivencia y paz en cada rincón de las instituciones educativas del país.
Educar desde la memoria
La memoria no es únicamente un relato del pasado; es también una acción del presente. Es un ejercicio educativo orientado a evitar que los horrores del pasado se repitan, a llenar los vacíos y silencios con la verdad, y a enseñar a las nuevas generaciones a reconocer el dolor ajeno como parte de su historia colectiva.
Hablar de memoria es hablar, necesariamente, de paz. Porque la memoria implica verdad, justicia, convivencia, solidaridad, reconciliación y garantías de no repetición.
Como señala la socióloga Elizabeth Jelin, la memoria histórica es una construcción colectiva que permite forjar identidad. En este sentido, las instituciones educativas juegan un papel fundamental: son espacios desde los cuales se puede promover la reconstrucción de las diversas memorias que el conflicto armado ha dejado en los territorios, involucrando a estudiantes, familias y comunidades.
Primera jornada: la memoria y la búsqueda
La primera jornada del año, dedicada a la memoria y la búsqueda, hace un llamado contundente: no hay memoria sin búsqueda, ni búsqueda sin memoria. En Colombia, la desaparición forzada es una de las manifestaciones más dolorosas y devastadoras de la violencia. Dejó profundas heridas en miles de familias en Colombia sumidas en el dolor, la incertidumbre y el silencio. Recordar a las personas desaparecidas y apoyar su búsqueda es una forma de justicia, dignidad y esperanza.
Las actividades propuestas animan a las comunidades escolares a rendir homenaje a las mujeres buscadoras, muchas de ellas madres, hermanas, tías y abuelas, que han liderado procesos de memoria y justicia desde el dolor más profundo. Esta jornada tiene la intención de reconocer el valor de las mujeres que, desde el dolor, han liderado procesos incansables de búsqueda y verdad.
Segunda jornada: la memoria y la reconciliación
La segunda jornada, que se llevará a cabo en septiembre, estará dedicada a la memoria y la reconciliación. El enfoque estará puesto en el diálogo, el reconocimiento del dolor del otro y la creación de espacios que permitan a las comunidades sanar de manera colectiva.
Se trata de un proceso profundo, en el que la educación cumple un papel fundamental: formar ciudadanos comprometidos con la paz, para que la violencia nunca vuelva a ser una opción.
La reconciliación no nace del olvido, sino de la verdad. Sanar como país exige escucharnos, reconocernos y darnos la oportunidad de convivir con dignidad.
Participación activa
Las escuelas han convertido estas jornadas en verdaderos espacios de convivencia, reflexión y construcción colectiva. Desde su lanzamiento en 2022, la estrategia “La Educación Abraza la Paz” ha tenido una acogida significativa en las comunidades educativas.
De acuerdo con una encuesta reciente realizada por el grupo motor, el 81% de las instituciones educativas que participaron señaló que estas jornadas han fortalecido al menos un proceso pedagógico dentro de sus instituciones.
Entre los procesos más fortalecidos se encuentran: la Cátedra de Paz (62,3%), los proyectos pedagógicos transversales (52,7%), los centros de interés (33,6%) y las iniciativas pedagógicas propias (29,8%).
Además, el 44,8% de las instituciones afirmó que las jornadas han contribuido de manera importante al avance en sus objetivos de educación para la paz.
El 93,1% de las instituciones participantes manifestó su interés en seguir haciendo parte de esta iniciativa en futuras ediciones.
¿Cómo participar en las jornadas por la paz?
La estrategia “La Educación Abraza la Paz” continúa consolidándose como una iniciativa clave para promover la memoria, la búsqueda, la reconciliación y la construcción de paz en las aulas del país. La invitación está abierta para que todas las instituciones educativas se sumen a esta propuesta pedagógica.
Participar es sencillo y significativo. Estos son los pasos básicos para unirse a la jornada:
- Descargar las guías pedagógicas en nuestras redes y canales de las organizaciones del grupo motor.
- Organizar espacios de reflexión creativos y simbólicos, con actividades como la elaboración de barcos de origami, brújulas de la memoria y conversaciones significativas.
- Involucrar a toda la comunidad educativa —docentes, estudiantes, familias— entendiendo que la paz se construye desde cada espacio de la escuela.
- Y, por supuesto, agendar las fechas clave en el calendario institucional.
En un país donde las heridas del pasado siguen abiertas, la educación se convierte en brújula y en barco: la guía y el impulso hacia un futuro más justo y en paz.
Sumarse a “La Educación Abraza la Paz” es dar un paso firme hacia un país más justo, solidario y reconciliado. Porque construir paz comienza por escuchar, recordar y actuar.
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