La existencia de emociones positivas y negativas; estar siempre alegres como un deber y evitar emociones como la ira, son algunas de las creencias que el estudio de las emociones nos ha permitido replantear.
El interés científico por las emociones se remonta a fines de 1800. Desde entonces, son muchas las teorías que han documentado su origen y proceso. Algunos de esos estudios derivaron en el método Alba Emoting.
Así, desde Chile, Susana Bloch y Guy Santibáñez proponen una manera de gestionar la emoción desde fenómenos físicos como la respiración.
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Claves desde Alba Emoting
Alejandra Monsalve es una facilitadora de entrenamiento emocional, certificada en la técnica Alba Emoting Vivencial, un método científico que utiliza el cuerpo para trabajar con las emociones.
Desde su experiencia nos aporta cinco aspectos clave a tener en cuenta para trabajar las emociones en la escuela:
1. Todas las emociones son válidas. Culturalmente nos han enseñado que “está mal” sentir emociones como el enojo o la tristeza. Sin embargo, Alejandra nos recuerda que parte de lo que tenemos que re aprender es que todas las emociones hacen parte de nuestra naturaleza. Por lo tanto, es importante permitirnos sentirlas y transitarlas.
2. La gestión debe ser vivencial. El entrenamiento emocional debe pasar por el interior de cada individuo. Al reconocer las emociones propias y trabajar en ellas, se aumenta la capacidad de entender los procesos de los demás. “El ejercicio es otro porque puedo empatizar desde este lugar que siente también… desde recordar que nosotros también fuimos niños y que a nosotros las emociones también se nos salen de las manos”, relata Alejandra. Es una invitación a reconocernos por igual vulnerables y humanos. A tener presente, como maestros, que la gestión emocional es algo que debe enseñar sólo si ese aprendizaje es vivencial.
3. Se enseña y aprende al mismo tiempo. Abordar las emociones en la escuela exige apartarse del rol unidireccional de enseñar. “Nos paramos desde este otro lugar- explica Alejandra- donde puedo recordar que no estoy solamente enseñando, sino que esto es un ejercicio en conjunto donde yo doy y aprendo todo el tiempo”. Así se establece una relación bidireccional entre el docente y los estudiantes.
4. El juego: estrategia fundamental. Siendo una constante del desarrollo humano, el juego aparece como herramienta que facilita el trabajo de las emociones con los niños. “El juego y las formas más sutiles de la imaginería, son lugares asertivos de poder acompañar a un niño”, comenta esta experimentada entrenadora.
5. La respiración influye en la emoción. En Alba Emoting, cada emoción se acompaña de una forma de respiración particular, nos explica Alejandra. Su experiencia y nivel de conciencia le permite identificar esas distintas respiraciones y guiarlas en sus entrenamientos. Frente al trabajo que se hace con niños comenta: “Solamente con identificar las formas de respirar las emociones ya es ganancia”. Pero sin duda, lo que Alejandra enuncia como un sencillo aprendizaje, aplica también para la gran mayoría de adultos que aún no sabemos cómo respirar cada emoción.
Además de los beneficios personales, Alejandra reconoce una relación entre el entrenamiento emocional y la ciudadanía. “En la medida en que podemos acompañar de manera muy amorosa, muy paciente a los niños y adolescentes; y en la medida que podemos enseñarles que estas maneras de actuar y expresarnos pueden ser más amorosas con nosotros mismos, eso va a crear otro tipo de ciudadanos”.
Personas como Alejandra tienen mucho que enseñarnos acerca del entrenamiento emocional. Alba Emoting nos plantea el reto de ser nosotros, los adultos, los primeros en desarrollar la capacidad de reconocer y gestionar nuestras emociones. Solo así podremos acompañar asertivamente a los otros en una búsqueda por la salud mental, la prevención de las violencias y la convivencia, entre otros beneficios.