Se avecina una revolución al sector educativo por causa de lo que está pasando en lo digital.
Tengo un primo que está a punto de entrar a la universidad, pero va a ir casi que obligado. Desde hace un tiempo, con ese ingenio digital propio de los jóvenes de la generación ‘centennial’, armó un negocio de contenido para redes que le está representando un ingreso interesante. “Lo primero es lo primero”, le dijeron sus papás, sin mucho campo para refutarles.
Cuento esta anécdota porque aquellos que tenemos niños menores de 10 años seremos la primera generación de papás cuyos hijos tomarán la decisión de no ir a la universidad, así puedan. ¿Dramático? No necesariamente, pero debemos entender que nuestro rol como educadores, así como el de las universidades, debe cambiar radicalmente. Hoy, los niños consumen y procesan el conocimiento de una manera muy distinta a la que estamos acostumbrados.