Un día como hoy, hace 34 años, se promulgó la Convención de los Derechos del Niño, que establece la responsabilidad de los Estados para garantizar que los niños, niñas y adolescentes puedan crecer sanos, protegidos y desarrollar todo su potencial. Aunque estos derechos son ya ampliamente reconocidos, todavía nos queda un largo camino por recorrer para materializar su cumplimiento: un número demasiado elevado de niños, niñas y adolescentes en Colombia y el mundo siguen sufriendo las consecuencias de las guerras, los conflictos y el cambio climático.
Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la salud, la educación y la protección; a crecer en paz, en ambientes sanos y protectores en los que tengan igualdad de oportunidades para alcanzar todo su potencial. Aunque ellos y ellas no son los causantes de las situaciones que los afectan, son siempre los que más sufren por los conflictos, la discriminación, la pobreza y la desigualdad.
En Colombia, por ejemplo, el Informe Final de la Comisión de la Verdad estableció que 16.000 niños, niñas y adolescentes fueron reclutados por grupos armados entre 1990 y 2017, situación que se sigue viviendo a diario en el país durante este 2023. Ser víctimas de reclutamiento implica que sus vidas estén en riesgo permanente y todos sus derechos sean vulnerados. El reclutamiento, uso, utilización contra niños, niñas y adolescentes deben cesar para que puedan volver a sus hogares y para que sus derechos sean restablecidos.