Bienvenidos al segundo capítulo de nuestra serie ‘Cultura de la noviolencia y protección de la vida’. Hoy les presentamos Cultura y Vida: una relación en crisis, en la voz del pedagogo social, docente, pacifista y militante de la noviolencia Carlos Eduardo Martínez.
La cultura de cualquier sociedad se justifica en la medida en que protege la vida. El problema en el que nos encontramos ahora como humanidad, es que algunos elementos de la cultura ya no están protegiendo la vida sino amenazándola y están haciendo que entremos en crisis porque esos elementos son centrales de la cultura.
¿Cuáles son esos elementos de la cultura en crisis que están amenazando la vida? El politólogo Carlos Martínez nos ayuda a identificarlos desde su conocimiento y experiencia:
Vea el primer podcast “Cultura y Vida: una relación vital”
- Está en crisis la ética del bien y del mal, el creer que este mundo se divide entre buenos y malos, lo que constituye la ética amigo-enemigo.
- Está en crisis el concepto de las relaciones basadas en la dominación, que nos llevan al antropocentrismo, dominación de la naturaleza; y al patriarcado o machismo, dominación de lo femenino, no solamente de las mujeres sino también de lo femenino que hay en los cuerpos de los varones.
- Está en crisis el mundo basado en las fronteras, que nos hacen construir permanentemente límites y barreras que discriminan y separan.
- Está en crisis la obediencia como único mecanismo válido de aprendizaje. Educamos solo en la obediencia y no enseñamos a desobedecer. Carlos recuerda que los grandes crímenes que se han cometido en la humanidad no han sido cometidos por gente mala sino por gente obediente. Una realidad para reflexionar porque no solo tenemos que educar en la obediencia sino también en la desobediencia, cuando hay que desobedecer lo que no es justo.
- Está en crisis la concepción jerarquizada del poder, es decir, creer que la organización depende de que haya una relación de mayor a menor, con una persona a la cabeza.
- Está en crisis la justicia del castigo. Creer que solo se educa y corrige si se infringe un castigo que produzca dolor.
- Está en crisis los unanimismos, creer que solo existe una sola verdad, una sola religión, una sola forma de entender lo político, una sola forma de percibir las relaciones sexuales, una sola forma de producir en el campo, porque todo eso destruye sistemáticamente la diversidad.
En consecuencia, está en crisis el mecanismo de la violencia, como la columna vertebral de nuestra cultura. Por generaciones la hemos legitimando para defender nuestras fronteras físicas y mentales. Para Carlos Martínez, justificamos la violencia para que los buenos acaben con los malos, para ejercer la dominación de los hombres sobre las mujeres y para sostener el antropocentrismo ejerciendo todo tipo de violencia contra la naturaleza y contra el resto de los seres vivos.
¿Será que la felicidad es otro de los elementos que debemos revisar en esa crisis de la relación entre cultura y vida? Carlos Martínez explica que la felicidad tiene una significación cultural. “Hay gente que es feliz dominando y otra que es feliz acumulando, porque nos hacen creer que la felicidad es sostener estas formas de vivir. El problema es que estas formas están en crisis al ir en contra de la vida produciendo dolor y muerte”. Ante esta realidad, Carlos propone que resignifiquemos las palabras porque son expresión de la cultura. “La felicidad hay que redefinirla para que no esté amarrada a estas formas de concebir la vida, que son contrarias a la vida misma, sino que la felicidad esté amarrada al amor, a la satisfacción profunda de nuestra existencia y a dar lo mejor de nosotros para que la vida en el planeta continúe”, concluye Carlos.