Año tras año, la Unidad para las Víctimas viene liderando e invitando a las organizaciones, instituciones y sociedad civil a vincularse a través de diversas actividades y expresiones artísticas en torno al Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado.
Para este año 2023, ceremonias eucarísticas, caminatas, programas radiales, conversatorios, actos conmemorativos, entre otros, constituyen algunas de las iniciativas con las que, desde diversos puntos del territorio nacional múltiples actores acudirán a este llamado alrededor de las víctimas.
Víctimas como las noventa y tres personas desaparecidas, entre los años 1985 a 2000, cuyos cuerpos fueron encontrados y relacionados en la minuta del departamento de bomberos del municipio de Marsella, Risaralda, y que se suman a las más de 10756 personas cuyos cuerpos no han podido ser identificados, según el Centro Nacional de Memoria Histórica.
Sensibles a esta realidad, estudiantes de grado 8 y 9 del Colegio Anexo San Francisco de Asís, CASFA, ubicado en Bogotá, decidieron, en compañía de su maestra del área de ciencias sociales, Magali Pinilla Talero, realizar una investigación en torno a estas víctimas de desaparición forzada y llevar a cabo, entre otras actividades, un taller denominado “En los zapatos de un susurro”.
Previamente, los estudiantes, “adoptaron” a algunas de las personas desaparecidas, les asignaron un nombre con significado, construyeron una historia acerca de ellas y materializaron su creación con sentido artístico, en un zapato cargado de símbolos. Estos zapatos les permitieron, a ellos y a los asistentes al taller, ponerse en el lugar de las víctimas, reivindicarlas y alejarlas del olvido al que la desaparición condena.
“El ideal, que incluso queremos implementar desde los jóvenes que hicimos el ejercicio, es el valor de la empatía que significa ponerse en los zapatos de los demás” Comenta Daian Garzón, estudiante de noveno grado y moderadora del taller. “Estos zapatos le dan significado e incluso memoria a estas personas que ya no están”.
“Olivio Garzón”. Se lee en una de las historias elaboradas por los estudiantes participantes en la investigación. “Olivio significa tolerancia y gentileza. Garzón significa regalo del río. Este apellido lo heredó de su padre”.
De esta manera, quien haya sido “Olivio Garzón”, y aunque ese no fuera su nombre, volvió a existir para todos. Dejó de estar en el olvido, cobró significado. Ahora, “Olivio” tiene una historia y un zapato que le pertenecen y que nos hablan de su vida.
Los muchachos del Colegio Anexo San Francisco de Asís cumplieron su objetivo. Nos han puesto “En los zapatos de un susurro”, han devuelto a estas personas desaparecidas un nombre, una historia, una identidad. También nos han enseñado cómo en la escuela es posible gestar homenajes de memoria y solidaridad con las víctimas.
Un compromiso que no prescribe
El Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas fue instaurado por la Ley 1448 de 2011, en su artículo 142, como una acción para preservar en la memoria y reconocer los hechos victimizantes que en el marco del conflicto armado han padecido muchos colombianos.
Es esperanzador encontrar en la escuela propuestas que comprometan a la comunidad educativa con las víctimas. Y escuchar a los jóvenes empoderados, liderando este tipo de iniciativas por las víctimas, por la paz.
Por cuanto el compromiso con las víctimas del conflicto es permanente, continuo, como una forma de reconocer, responsabilizarnos y transformar la realidad social de nuestro país, en Educalidad haremos presencia plena en su conmemoración, cada 9 de abril.
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