The Raven

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Podcast
Proyecto Prensa Escolar
Estudiante de Benposta
Bogotá
2022


¿Qué me ha pasado? Creo que me estoy volviendo loco. Esto no está pasando, ¡Ayuda! ¡Ayuda! No, no ¡Nooo!…

Soy Jack, mi colegio queda a cuatro cuadras de mi casa, vivo en un pueblo llamado The Raven, donde la poca luz que entra apenas alcanza a penetrar en las pocas casas que quedan en este ascoso pueblo, donde a la ausencia no se le puede llamar así porque no existe. Solo hay por montones unos ascosos cuervos con unos picos olorientos a excremento humano, que esperan a un ser viviente robusto por falta de comida que no rebrota en estas secas y amargas tierras anubarradas de deseos malditos, que se siembran por personas con una mente fobia.

Camino rumbo a la mansión de los hermanos Kaan, que fue abandonada hace ya un rato.

Alisté un par de cosas para pasar la noche dentro de la mansión solo con mi gato, Congo, mis botas de caucho y el abrigo rojo con líneas verdes que le robé a Freddy Krueger y un par de cositas más, por si algo perturbador me pasa.

La noche cae fuertemente como granizos, sin destino ni rumbo determinado. Hacía demasiado frío, mis manos estaban sufriendo de hipotermia, al fondo de la mansión se escuchaba una voz que me decía: “Estás ahí”, y seguía repitiendo, una y otra vez, repitiendo las mismas palabras hasta llegar el momento en el que sentí una fría y rústica mano sobre mi hombro y una sensación de una persona detrás de mí.

Un escalofrío gigante rodó en todo mi cuerpo, mi mente me decía que tenía que voltear para observar quién era el que estaba detrás de mí; giré lentamente, mi cara quedó paralizada y en mi voz se hicieron unos retorcidos nudos, que no me dejaban pronunciar ninguna palabra o letra del abecedario.

Era Alfredo, una persona que ya hacía mucho tiempo se había suicidado por problemas de amor y drogas. En el fondo yo lo quería, pero después de muerto tenía la sensación que ese cariño había sido falso o me había sentido como una persona hipócrita.

Su cuello arrugado, sus ojos sin brillo, y su piel pálida me trajeron más de mil recuerdos a mi memoria, que me hacían sentir como un inútil. Salí corriendo lo más rápido que pude, hasta que me tropecé con un inmenso agujero oscuro que tenía pinta de ser la entrada al país de las muertes. Frené repentinamente y observé aquella cosa extraña, era un túnel donde la inmensa mayoría de personas muertas, por causa de los ascosos cuervos, están ahí, putrefactas, con demasiadas capas de gusanos que desintegraban sus pieles lentamente. Ahí estaba Alfredo, consumido en sus propios males, con su cuerpo descompuesto, junto a un cuervo gigante que me dijo: “este es el inicio y el fin de tu historia en este pueblo maldito, The Raven”.

Ahora me siento mejor, creo que nunca volveré a ver esos cuervos. Ahora estoy en Thairing, una ciudad más lejos de lo que me imaginaba.

Espero que les haya hecho reflexionar esta historia. Es muy importante que nunca estemos donde la vida ha sido muy dura con nosotros. Es mejor salir de ese lugar e iniciar una vida nueva desde cero.

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