El próximo 30 de enero, estudiantes y educadores de diversos países del hemisferio norte celebraremos el Día Escolar de la Paz y la No Violencia. Esta fecha, instaurada en 1964, busca promover en las instituciones educativas valores y competencias que favorezcan una sana convivencia. En 2025, desde Educalidad, queremos aprovechar esta jornada para reflexionar sobre un tema crucial: el impacto de la tecnología en la convivencia en las aulas.
Hoy, la tecnología ha transformado profundamente la manera en que aprendemos, nos comunicamos y nos relacionamos. Si bien sus beneficios son indiscutibles, también ha traído consigo nuevos retos, especialmente en el ámbito escolar. Las herramientas digitales, en su constante evolución, pueden facilitar el aprendizaje y la interacción, pero cuando se usan de manera irresponsable, pueden convertirse en focos de conflictos, desinformación e incluso violencia.
El uso indebido de la tecnología, como el ciberacoso, la propagación de noticias falsas y los comentarios hostiles en redes sociales, contribuye a crear un clima tóxico
En los últimos años, el ciberacoso y el escarnio digital han aumentado exponencialmente, afectando principalmente a niños y adolescentes, quienes son más vulnerables a estos ataques virtuales. Este tipo de violencia virtual no solo impacta la salud mental de los jóvenes, sino que también fomenta una cultura de agresión que dificulta la construcción de relaciones pacíficas.
La escuela como espacio de aprendizaje de paz
La escuela es el entorno principal donde se aprenden las bases de la convivencia social. Fomentar el uso responsable de la tecnología resulta esencial para crear ambientes de paz y solidaridad, tanto dentro como fuera del aula. La paz comienza con tramitar acertadamente el conflicto, buscando soluciones mediante el diálogo, la empatía y el respeto mutuo.
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Una cultura de paz se construye a través de pequeños actos diarios: desde trabajar en equipo hasta resolver disputas de manera pacífica. En las aulas, los educadores tienen el desafío de enseñar a los estudiantes a rechazar cualquier forma de violencia, ya sea física o psicológica, y a promover la justicia y el respeto por los derechos humanos.
La no-violencia como principio de cambio
El Día Escolar de la No Violencia y la Paz nos impulsa a fijar la mirada en el poder de la no violencia como herramienta para enfrentar la injusticia. Esta filosofía fue central en los movimientos liderados por figuras como Mahatma Gandhi, quien defendió la resistencia pacífica como camino hacia un mundo más justo y libre de violencia. Gandhi enseñó que la paz no es una postura pasiva, sino un principio activo que impulsa la transformación de la sociedad.
En honor a su legado, el 30 de enero se establece como el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, conmemorando la muerte de Gandhi. Este día nos ofrece una oportunidad para que estudiantes y educadores renueven su compromiso con la paz, tanto en el ámbito escolar como en la sociedad en general.

Tecnología y Paz: el rol de todos en un entorno virtual seguro
Hoy, más que nunca, es necesario reflexionar sobre el uso que le damos a la tecnología en nuestras vidas. Cada mensaje, cada publicación, cada interacción en línea es una ocasión para contribuir a la construcción de un entorno más respetuoso y pacífico.
Como sociedad, debemos cuestionarnos si nuestras acciones digitales promueven el diálogo y el entendimiento o, por el contrario, si alimentan la desinformación y la violencia. Es nuestra responsabilidad construir un espacio virtual más seguro para todos.
Desde Educalidad, hacemos un llamado a padres, educadores y estudiantes a continuar fomentando una convivencia pacífica. Recordamos que la tecnología, cuando se usa de manera ética y responsable, puede ser un poderoso recurso para fortalecer la paz, la solidaridad y el entendimiento mutuo.
El Día Escolar de la No Violencia y la Paz nos invita a promover conversaciones sobre cómo nuestras acciones cotidianas, tanto en el mundo físico como digital, pueden influir en la construcción de una sociedad más justa y respetuosa. El compromiso de cada uno de nosotros es fundamental para fomentar una cultura de paz que trascienda las aulas y se extienda a toda la comunidad.
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