La Organización de Naciones Unidas, ONU, en el año de 1972 estableció el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente, durante una conferencia celebrada en Estocolmo. Desde entonces, a lo largo de los últimos 50 años, este día ha estado a cargo de su programa para el Medio Ambiente, conocido por sus siglas como PNUMA, impulsando cambios en los hábitos diarios de consumo, sin dejar de lado temas políticos sobre el ambiente.
Cada año, el Día Mundial del Medio Ambiente se enfoca en un tema en particular, abordando cuestiones como la contaminación del aire, el calentamiento global y el comercio ilegal de la vida silvestre. La campaña de este año tiene por lema #SinContaminaciónPorPlásticos y busca alzar la voz para que más personas, políticos, gobiernos y empresas se vinculen a crear conciencia en torno a la afectación de la contaminación masiva por el uso de plásticos.
El país anfitrión es Costa de Marfil. En conjunto con Países Bajos, implementará acciones para afectar el ciclo de vida del plástico. Este país africano está a la vanguardia en esta problemática generando una lucha que pone en relieve la necesidad de encontrar soluciones para resguardar nuestro entorno.
La contaminación por polímeros afecta de manera negativa la salud de nuestro planeta. Cada año, ingresan cantidades exorbitantes de plástico a nuestros mares, tierra y ríos, ocasionando una grave pérdida en el ecosistema natural y marítimo. Asimismo, el mayor causante de este daño es el plástico de un solo uso, como las bolsas, los envases y las botellas, representando la principal fuente de contaminación.
En 2014, Costa de Marfil implementó una ley que impide el uso de bolsas plásticas y, desde entonces, ha estado apoyando el cambio hacia envolturas, envases y embalajes reciclables. Estas iniciativas son vitales al sumar gobiernos que las repliquen y así reducir de manera considerable el uso de plásticos. Por esto, el Día Mundial del Medio Ambiente hace eco para movilizar a todas las naciones, a la sociedad civil, a la industria y a organizaciones para lograr un cambio significativo y recobrar la salud del planeta.
El papel de la escuela en la lucha contra el cambio climático
A la lucha contra la contaminación por plástico se suman muchas otras acciones que contribuyen a mitigar el cambio climático. Y aquí la escuela tiene un papel vital al educar a niños, niñas y adolescentes, brindando las herramientas para solventar las problemáticas ambientales que enfrentamos.
La escuela empodera a los estudiantes para ser agentes de cambio; en ella, asuntos urgentes como el impacto negativo que generan los plásticos de un solo uso, cobran un espacio de valor clave para promulgar prácticas para el desarrollo sostenible y hacer énfasis en la reducción de toda fuente de contaminación. Los estudiantes comprenden la importancia de reducir, reciclar, reutilizar, reparar y recuperar plásticos, sin perder de vista el impacto de la contaminación en los ecosistemas.
A su vez, la educación ambiental debe ser una asignatura que le compete a toda la comunidad educativa, pues las escuelas no solo tienen un impacto en su colectivo estudiantil. Sus enseñanzas pueden influir en las familias y en la comunidad en general. Al transformar hábitos y comportamientos en la reducción de plásticos se logra, de manera progresiva, sanar al medio ambiente de esta huella plástica.
Educalidad valora el papel protagónico que la escuela tiene en la lucha contra la contaminación por plástico y otras formas de polución que generan el cambio climático. La escuela inspira y empodera al promover y brindar herramientas sobre prácticas ambientales sostenibles.
El cambio está en las manos de los estudiantes quienes pueden dar ejemplo en la protección del medio ambiente.