Mito 4: Lo restaurativo busca el perdón

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El perdón es un concepto poderoso que trae consigo un significado profundo y liberador. Sin embargo, su profundidad también lo hace susceptible de mitos que lo asocian con el olvido, la impunidad, la injusticia o la debilidad de quien lo otorga.

En relación con lo anterior, algunas personas consideran que los procesos de justicia y prácticas restaurativas inducen necesariamente a la búsqueda del perdón entre la víctima y su ofensor, por lo que toman distancia de estos procesos. En ocasiones, el dolor y la indignación por el daño causado son tan intensos que no soporta la idea de perdonar.

¿Qué tal si afirmamos que el enfoque restaurativo no tiene como objetivo la búsqueda del perdón? La afirmación es correcta. Lo que busca, más bien, es un encuentro voluntario y respetuoso entre las partes, en el que se brinda un espacio seguro y las condiciones que permitan explorar y comprender en profundidad lo que ha sucedido y las circunstancias que rodean el hecho y las razones detrás del comportamiento indebido del ofensor. De acuerdo con lo que expresa Evert Silva de Human Partner, el proceso restaurativo es una oportunidad para que ambas partes expresen sus necesidades y expectativas de cambio, se asuman responsabilidades y el ofensor lleve a cabo los compromisos de transformación para reparar el daño. No hay olvido, sino una oportunidad para lograr una sabiduría que busca, a su vez, sostener una memoria y conciencia histórica para que no haya repetición de aquello que produjo dolor y frustración.

Howard Zehr señala que “ni el perdón ni la reconciliación figuran como principios principales o ejes centrales de la justicia restaurativa. Es cierto que la justicia restaurativa proporciona un espacio en el cual pueden tener lugar estos procesos. De hecho, en ese espacio se alcanza un cierto grado de perdón, o aun de reconciliación, con más frecuencia que dentro del contexto confrontacional del sistema de justicia penal. De cualquier forma, esto depende enteramente de la disposición de las partes. No debería haber ningún tipo de presión, ni para perdonar ni para buscar la reconciliación”. (Zehr.2010)

Entendemos y reconocemos por tanto la importancia del perdón, sin embargo, somos conscientes de que se trata de una decisión personal y un acto voluntario que requiere tiempo y va mucho más allá de la reflexión. Si bien el proceso restaurativo puede ayudar a alcanzar el perdón, éste nunca es inducido ni impuesto. Evert Silva precisa que, si así lo fuera, el perdón dejaría de ser una decisión personal y se convertiría en una prescripción a la cual las personas tendrían que sujetarse, aquello las revictimizaría, y sería una acción con daño. Si el perdón llega de forma natural y voluntaria, siempre será bienvenido y valorado ya que puede brindar una sanación plena de la persona con respecto al daño causado, pero, como lo hemos visto, no es el objetivo central de un proceso restaurativo.

Desde Educalidad y Human Partner seguiremos ampliando estas reflexiones en torno a lo restaurativo. En nuestro siguiente mito conoceremos si lo restaurativo genera impunidad.

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