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La apuesta del Colegio Diego Montaña Cuéllar por reconstruir la convivencia

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El Colegio Diego Montaña Cuéllar firmó un pacto por la sana convivencia escolar. La rectora, la personera de la institución y la secretaría de seguridad y convivencia decidieron “apostarle a la reconstrucción del tejido social y a la confianza entre las instituciones Distritales y la población”.

“Me comprometo a respetar la vida, comprendiendo que es un derecho fundamental en la sociedad. Me comprometo a tolerar a los diferentes actores que hacen parte de la comunidad. Me comprometo a respetar a los y las compañeras de la institución. La policía se compromete a no estigmatizar a los jóvenes y actuar de manera neutral, priorizando las banderas de los derechos humanos en el territorio”.

Dicha estrategia tiene por propósito la reducción de la violencia tanto dentro de la institución como fuera de ella. De esta forma, la institución apuesta por crear espacios en el aula donde la promoción, la prevención y la reconstrucción del tejido social sean pilares fundamentales para fortalecer de forma positiva la manera de relacionarse de los estudiantes.

El pacto se enmarcó en cuatro ejes fundamentales en los que una comunidad debe trabajar con apoyo institucional: 1. Los derechos fundamentales se deben respetar por encima de todo, seas institución o población. 2. El diálogo es el instrumento más importante para la construcción de ciudadanía. 3. La tolerancia debe ser una prioridad para las comunidades y las instituciones. 4. La no estigmatización de los jóvenes generará que se vinculen a la construcción inmediata de sociedad.

Según Jenny Monsalve, rectora del Colegio Diego Montaña Cuéllar, “después de la pandemia se generaron muchos problemas de convivencia entre los jóvenes. Sobre todo, era compleja la tolerancia entre ellos para estar en comunidad y para resolver problemas. Por esto, en el primer semestre de este año se presentaron muchas riñas y situaciones de convivencia muy difíciles. Mirando este panorama, nos tocó unirnos con diferentes aliados como la alcaldía local y la policía y empezamos a generar diferentes estrategias de convivencia”.

Para Vanesa Galindo, la personera del colegio, “haber participado en la firma del pacto por la vida fue positivo porque estuvieron los gestores de la paz, aunque no estuvo la Policía nacional y hubiéramos querido enaltecer su labor después de lo que pasó con las protestas. Esta actividad llegó a todos los estudiantes, docentes y directivos”.

Para este colegio, ubicado en la localidad de Usme al sur de Bogotá, resulta central construir junto con los estudiantes una agenda a largo plazo que le apueste al fortalecimiento de valores como el respeto, la solidaridad y la capacidad crítica en el marco de una convivencia respetuosa.

El primer paso de esta agenda empezó con la firma de este importante pacto por la convivencia y la vida, el pasado 29 de julio. “Fue un pacto por la vida, por el respeto del otro, por el respeto a las normas, por el buen comportamiento, por tratar de vivir en una mejor comunidad y respetar el entorno” agrego Jenny Monsalve.

Un acuerdo por la justicia restaurativa

La justicia restaurativa no estaba en el manual de convivencia de la institución. Sin embargo, este año, después de que se presentaron riñas y problemas de convivencia complejos, el Colegio se planteó la necesidad de abordar la discusión en torno a la justicia restaurativa en el aula. “Buscamos a un experto sobre el tema para que hablara con nosotros. Él habló con los estudiantes, los profesores y los acudientes y entendimos que cuando hay una pelea no solo afecta al agredido y al agresor, sino que este hecho afecta a todos en la comunidad. Nos dimos cuenta de que teníamos que trabajar sobre algo que no hacíamos antes”, comento Jenny Monsalve.

Es por ello que ahora esta institución avanza en un proceso de justicia restaurativa, que no se basa en el castigo sino en la construcción de una comunidad educativa empática, respetuosa, que entiende lo que significa el daño de una falta para las personas involucradas y cómo esta infracción afecta sus relaciones como comunidad. Ahora la institución educativa cuenta con un recurso idóneo para tramitar los conflictos. Más que castigar y sancionar, se enfoca en comprender, conciliar y solucionar. Es por ello que el pacto por la convivencia y por la vida fue un gran paso para restaurar la convivencia fracturada por la pandemia.

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